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Museo inaugura exposición de textiles pewenche que evidencian la tradicional transmisión cultural en lenguaje de urdimbre

En el Día Internacional de la Mujer Indígena

Museo inaugura exposición de textiles pewenche que evidencian la tradicional transmisión cultural en lenguaje de urdimbre

Publicado el 03/09/2021
Esta exhibición resulta de una investigación encabezada por Josefa Krstulovic, curadora del Museo, y la antropóloga Paula Santana, y que se realizó en conjunto con las agrupaciones de tejedoras “Amüley Ñaña” de Trapa Trapa y “Aywiñ Domoche” de Butalelbun, Alto Bíobío.

A partir del martes 7 de septiembre esta exhibición forma parte de la visita guiada por nuestro Museo, a la que puedes acceder llenando el formulario de inscripción.

La creación textil es más que la simple producción de un objeto artesanal para las tejedoras pewenche del Alto Biobío. Se trata de una conexión personal, cargada de significados identitarios para la comunidad, que se transmiten desde hace generaciones como conocimiento ancestral.

La riqueza de contenido que posee esta tradicional manifestación artesanal, es parte de lo que busca evidenciar la exhibición temporal inaugurada por el Museo de Historia Natural de Concepción y que se titula “Textiles ecuestres pewenche: más que anverso y reverso”, que incluye la muestra de los aperos, que forman parte de la colección que resguarda el Museo, y fotografías en terreno y de detalles de dichos textiles.

La exhibición resulta gracias a la investigación FAIP, del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural, encabezada por Josefa Krstulovic, curadora del museo, la antropóloga Paula Santana, y l@s coinvestigador@s Natalia Caniguan y Pedro Mege, y se inaugura en el marco del Día Internacional de la Mujer Indígena, que se conmemora cada 5 de septiembre.

Para quienes deseen conocer esta muestra, podrán acceder a ella a partir del martes 7 de septiembre, ya que formará parte de la visita guiada que ofrece nuestro Museo, a la que puedes acceder inscribiéndote previamente en Visita presencialmente el Museo

La investigación fue realizada en el Alto Biobío, en las comunidades de Trapa Trapa y Butalelbun, durante los últimos meses del 2019, ocasión en la que las investigadoras trabajaron de la mano con las agrupaciones de tejedoras “Amüley Ñaña” de Trapa Trapa y “Aywiñ Domoche” de Butalelbun.

Dada la imposibilidad de llevar a terreno los antiguos textiles pewenche que resguarda el Museo dentro de sus colecciones, se utilizó material fotográfico detallado de cada pieza textil para facilitar el diálogo entre el Museo y el territorio. Este registro contó con la colaboración del fotógrafo Juan Pablo Turen.

Mujeres que urden y transmiten conocimientos

Los tejidos destinados al área ecuestre han sido históricamente característicos de la zona, pues tanto para las veranadas como para las invernadas, el caballo cumple un rol fundamental, más allá del uso permanente en el cotidiano. El caballo pasa a ser un pilar esencial en el desarrollo de la vida en el territorio.

La confección de estos textiles deviene de un conocimiento ancestral, y es a través de las técnicas y diseños utilizados para su confección donde precisamente se expresan -y esconden para foráneos- todo el cuerpo y entramado social vinculado a la cotidianeidad y experiencia de la tejedora.

Para las mujeres de las comunidades, el aprendizaje de la tradición textil comienza desde edades tempranas, ya sea acompañando y observando a la madre o a otras mujeres de la familia en el proceso y/o colaborando en el hilado con huso así como en la torsión de la lana, aprendizaje que en ocasiones fue fomentado por establecimientos educacionales en las comunidades.

El aprendizaje es de carácter gradual, siendo las primeras piezas textiles aprendidas las de menor dificultad, como medias, gorros y/o bufandas. Conforme se va desarrollando la habilidad y la técnica, se van dominando otros tejidos, como peleros, sobremonturas y prevenciones. Llegar a dominar la técnica para realizar peleros demuestra un avance significativo en los conocimientos textiles.

En la actualidad los talleres de telar en las escuelas de ambas comunidades son opcionales, y en lo que respecta a lo familiar, ya no es un conocimiento que se transmita incondicionalmente. Pese a este cese, se ha incentivado un renacer identitario de la práctica textil, lo que se ve reflejado en los discursos de las tejedoras respecto a la recuperación de las tradiciones y técnicas ancestrales pewenche y su enseñanza a las generaciones más jóvenes. “La mayoría de la juventud que hay ya no le interesa esto, nosotras y las más ancianas de la comunidad, queremos que se recupere” (Tejedora pewenche, 9 de octubre 2019).

Una de las grandes motivaciones es, continuar el legado de las y los antepasados, rol fundamental, que hoy se disponen a cumplir las mujeres en la comunidad al seguir estas tradiciones propias de la identidad pewenche.

Urdimbre de emociones y encuentros

Existe un sentimiento generalizado de que el tejer comprende un espacio de relajación en el día a día, pese a que requiere de bastante concentración y meticulosidad, es un descanso del cotidiano de las actividades que realizan para el sostenimiento del hogar, ya sea, cuidado de la familia y animales, cocinar, limpieza, siembra y cosecha de alimentos o apicultura. Tejer, por lo tanto, pasa a ser una actividad de recreación, de tiempo a solas y conexión personal.

Lo anterior tributa a reafirmar la idea de que la expresión textil va más allá de lo objetual, de la producción material de una cultura, es sin lugar a dudas un entramado de relaciones, pasa de tener importantes significancias en la identidad de un colectivo, a ser esencial en la esfera personal de quienes lo realizan. Materializar un objeto contenedor de múltiples dimensiones en una reducida definición meramente descriptiva, implica perder todo aquello que le sustenta y lo hace trascender generacionalmente.

 

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