El Museo inaugura ciclo destinado a revelar parte de la riqueza del pequeño gran mundo de los insectos
Los insectos son el grupo de organismos más exitoso del planeta. Se estima que su aparición ocurrió durante el período Ordovícico, hace unos 497 millones de años, y han sobrevivido a las cinco grandes extinciones masivas ocurridas hasta el momento en la historia de la Tierra.
En la actualidad, con más de un millón de especies descritas, los insectos representan al 80% de la diversidad del reino animal, encontrándose en todos los ambientes de casi todas las latitudes, incluso en la Antártica, donde existe una única especie que corresponde a una pequeña mosca no voladora con excepcionales adaptaciones al clima extremadamente frío de la Antártica.
Es por ello que el Museo de Historia Natural de Concepción y Mario Ramos González, Biólogo y Magister en Ciencias con mención en Zoología, y actual estudiante de Doctorado en Sistemática y Biodiversidad de la UDEC, abren la invitación a seguir el ciclo denominado “Insectos en Chile”, el que se desarrollará a través de las redes sociales del Museo, y que estará destinado a dar una primera mirada a este desconocido mundo.
El ciclo contará con la revisión más detallada de cuatro significativas especies: el Ciervo volante (Chiasognathus grantii), la Mariposa de la oreja de zorro (Battus polydamas psittacus), la Mosca florícola Lasia corvina, conocida como la mosca colibrí negra, y el Abejorro nativo (Bombus dahlbomii), además de un taller para niños y niñas que se dictará el martes 26 de octubre y de cápsulas audiovisuales.
Clasificación
Los insectos se distinguen de los otros artrópodos (como crustáceos, arañas, ciempiés y milpiés) por tener el cuerpo dividido en tres secciones: una cabeza en la que destacan las antenas como órganos sensoriales exclusivos y destinados al olfato y tacto, un tórax que presenta tres pares de patas articuladas y que en muchos grupos también se desarrollan uno o dos pares de alas membranosas, y finalmente un abdomen.
A partir de esta estructura corporal general existen una serie de modificaciones y adaptaciones exclusivas que están presentes en algunos grupos y que se relacionan de una u otra forma al modo de vida particular de cada especie. Por ejemplo, la espiritrompa de las mariposas y polillas que sirve para alimentarse de líquidos, o las largas y fuertes patas traseras de los grillos, saltamontes y pulgas que están adaptadas para movilizarse mediante saltos, entre muchas otras.
El insecto más grande
Los insectos más grandes de la historia habitaron el planeta durante el Carbonífero, cuando la concentración de oxígeno en el ambiente era mucho mayor a la actual. Por ello era posible sostener formas “gigantes” al estar menos limitadas por la respiración y el metabolismo.
Así, el insecto más grande conocido corresponde a una especie de hace más de 300 millones de años llamada Meganeura monyi con una envergadura alar de 70 cm. Este gran insecto pertenece a un grupo extinto similar a las libélulas actuales (con las que está relacionada).
Aunque en la actualidad si bien los insectos no llegan a tales dimensiones, algunas de las especies vivas más grandes del mundo corresponden al escarabajo Goliat y la polilla Atlas.
En cuanto a la entomofauna chilena, el insecto con la envergadura alar más grande corresponde a la polilla bruja negra Ascalapha odorata con 19 cm, seguido de la libélula Phenes raptor con 17 cm. mientras que el insecto más grande medido desde la cabeza hasta el final del abdomen es un escarabajo conocido como “madre de la culebra” Acanthinodera cummungi cuyas hembras (que son negruzcas y más grandes que los machos) llegan a medir 8 cm.
Ciclo de vida
En general, el ciclo de vida de estos organismos puede ser de dos tipos principales:
El primero es el hemimetábolos, es decir, que a partir del huevo emerge una “ninfa” muy similar al adulto pero más pequeño, sin alas y con las estructuras genitales aún sin desarrollar. Cuando han pasado por suficientes mudas de exoesqueleto, finalmente emerge el adulto ya completamente desarrollado. Este tipo de ciclo de vida es común en cigarras, pulgones, chinches, grillos, insectos palo, libélulas, cucarachas y mantis.
El segundo tipo de desarrollo, y también el más frecuente, corresponde al holometábolo el que se caracteriza por el proceso de metamorfosis sufrida por el organismo. Entre las fases de larva y el adulto, los cuales difieren fuertemente entre sí, es posible reconocer una fase inmóvil conocida como “pupa” durante la cual ocurre la diferenciación de los tejidos y órganos del adulto y la destrucción de los de la larva. Este tipo de ciclo de vida es el que ocurre por ejemplo en abejas, avispas, hormigas, mariposas, polillas, escarabajos, moscas, hormigas león y pulgas.
Especies endémicas
En Chile podemos encontrar más de 10.000 especies de insectos descritas, y aún faltan muchas por conocer ya que todavía no se conocen todos los insectos presentes en cada rincón del país por lo que cada año se descubren y describen nuevas especies en los distintos grupos de insectos. Si bien puede parecer un gran número de especies, no se compara con la enorme diversidad presente en países vecinos del continente como Perú, Argentina y por supuesto Brasil.
Sin embargo, nuestra entomofauna no destaca por su gran diversidad, sino por su alto grado de endemismo, es decir, tenemos muchas especies que solo habitan en el territorio chileno y en ningún otro rincón del planeta. Esto se debe a que el territorio chileno se encuentra aislado geográficamente del resto del continente ya que está limitado por la Cordillera de los Andes por el este y el desierto de Atacama por el norte.
En nuestro país, los cuatro grupos más diversificados son: los coleópteros (escarabajos) con más de 4.200 especies, le siguen los dípteros (moscas y zancudos) con más de 2.500 especies, lepidópteros (polillas y mariposas) con más de 1.600 especies y finalmente himenópteros (abejas, avispas y hormigas) con más de 1400 especies.
Los peligros que enfrentan
Actualmente existe un gran esfuerzo de parte de los investigadores que estudian los insectos chilenos por conocer más acerca de su biología y posibles vulnerabilidades. Los insectos al ser ectotermos mantienen su calor corporal por medio de la exposición directa a fuentes calóricas del ambiente, como por ejemplo la radiación solar, al contrario de los endotermos que regulan su temperatura sólo a través del metabolismo del alimento ingerido.
Así, cuando la temperatura ambiental cambia, sus funciones fisiológicas relacionadas con la locomoción, el crecimiento y la reproducción son fuertemente afectadas por lo que son especialmente vulnerables a los cambios ambientales. Aún no se han estudiado suficientemente bien los efectos del calentamiento global en los insectos chilenos pero es de esperar que se vean negativamente afectados.
Otro factor importante para la conservación de los insectos es su estrecha relación con la vegetación. Muchos insectos fitófagos (es decir, que se alimentan de plantas) llevan a cabo su ciclo de vida en unas pocas especies vegetales generalmente nativas o endémicas por lo que son muy susceptibles a las perturbaciones del terreno, como por ejemplo el reemplazo o extracción de la vegetación a gran escala o a la competencia por recursos contra especies invasoras.
Hoy en día existen 72 especies clasificadas según su estado de conservación, de las cuales 50 se encuentran en alguna de las categorías de amenaza (vulnerables, en peligro o en peligro crítico) por lo que se espera que el número de especies protegidas aumente con el tiempo en la medida que se conozcan más antecedentes biológicos (distribución, plantas hospederas, ciclo de vida, etc) para su protección.
Es importante proteger a los insectos, no solo por el valor que poseen en sí mismos como organismos que son parte del equilibrio del ecosistema, sino que también porque muchos entregan servicios ecosistémicos importantes para el ser humano, como la polinización que no solo depende de las abejas melíferas, sino también de las abejas nativas, mariposas, polillas, moscas, escarabajos e incluso algunas hormigas, entre otros, que durante millones de años han polinizado y ayudado a mantener nuestra flora nacional.
Los contenidos de esta nota fueron generados y facilitados por:
Mario Ramos González, Biólogo y Magister en Ciencias con mención en Zoología de la Universidad de Concepción y actual estudiante de Doctorado en Sistemática y Biodiversidad de la misma casa de estudios, cuya línea de investigación es la biología evolutiva de Lepidoptera.
Ramos es uno de los administradores de los proyectos Polillas de Chile y Mariposas de Chile en la plataforma Inaturalist y administrador de la cuenta de Instagram: @lepidopteros_chile