Un espacio que se consolida al servicio de la comunidad y el patrimonio
El Museo Regional de Aysén abrió sus puertas a la comunidad el 5 de enero de 2018. A dos meses de este hito, y finalizando la temporada de verano, la evaluación es auspiciosa: más de 3.500 personas han visitado el museo, y se ha iniciado una importante agenda de iniciativas patrimoniales, científicas y culturales. Sin embargo, más que las cifras, desde el museo destacan la enriquecedora experiencia y retroalimentación que han entregado los visitantes.
Respecto de la respuesta del público, el director del Museo Regional, Gustavo Saldivia Pérez, señala: “Aunque este primer período ha sido de ajustes, y aún tenemos mucho por mejorar y aprender, creo que la evaluación hasta aquí es muy positiva. En lo cuantitativo, creo que haber superado los 3.500 visitantes (abriendo inicialmente solo algunos días a la semana, y ahora de martes a domingo) es un muy buen indicador del interés de la comunidad. Pero, más aun, en lo cualitativo, la respuesta del público ha sido bien potente, ya que hemos visto a las personas emocionarse, reírse, reflexionar y aprender, y a la vez hemos recogido testimonios y sugerencias de gran valor para el museo, tanto desde los visitantes que provienen de diferentes lugares de Chile y el extranjero, como de personas de Coyhaique, Aysén, Cisnes, Cochrane y muchos otros sectores de la región”.
Precisamente respecto de las potencialidades y expectativas del museo y sus vínculos con la comunidad regional y nacional, el director agrega: “En cuanto al proyecto museológico, un aspecto central es que el museo siempre ha sido pensado principalmente para el habitante de Aysén, ya sea ‘nacido y criado’ o ‘venido y quedado’, como se dice coloquialmente. También, por cierto, para el visitante chileno o extranjero y el desarrollo turístico, pero sobre todo el museo aspira a ser un lugar de encuentro en torno al resguardo y conocimiento del patrimonio de nuestro territorio patagónico y su gente. En este sentido, la apertura del museo es importante para la Región de Aysén no porque inaugure algo desde cero, sino porque da un soporte institucional especializado a investigadores, creadores, organizaciones y comunidades que han trabajado por décadas en temas patrimoniales, permitiendo a la vez generar un nuevo impulso que fortalezca la valoración del patrimonio y lo vincule con posibilidades de transformación social y desarrollo regional”.
Durante estos primeros dos meses de funcionamiento, los visitantes han podido conocer la exposición permanente La pulpería, que destaca aspectos del poblamiento de la región y la importancia de la ganadería ovina; la exhibición temporal itinerante del Museo Nacional de Historia Natural Cetáceos: De la tierra al mar, profundizando en el conocimiento de estos mamíferos marinos, y el Museo de Sitio (las construcciones restauradas de la Sociedad Industrial de Aysén, declaradas Monumento Histórico).
Además, ha destacado un protagonista tal vez menos esperado: el parque que circunda el museo, disfrutado por las familias —y especialmente por los niños— en los soleados días que regaló este verano. Ya se hizo frecuente encontrar a los visitantes compartiendo unos mates al aire libre, leyendo un libro bajo la sombra de los álamos o disfrutando de las cerezas maduras de la quinta. En síntesis, una comunidad que se va apropiando de un espacio patrimonial y recreativo que enriquece la Región.
El Museo Regional de Aysén recién comienza su gestión y ya cuenta con grandes potencialidades para crecer, en conjunto con diferentes actores locales. Durante el año en curso se espera continuar con la agenda de actividades ya iniciadas en febrero, incluyendo charlas, eventos y la instalación de varios proyectos de investigación, junto con un interesante trabajo con establecimientos educativos de la región, entre otras iniciativas. Hacia mediados de este año, en tanto, se espera la apertura del sector norte, que contendrá el espacio principal de exposiciones, junto con el depósito de colecciones y las áreas de investigación, además de un restaurante y otros servicios.
Pero además del crecimiento de las instalaciones y el aumento de actividades, Saldivia añade: “el museo abre un nuevo espacio para la reflexión, investigación e intercambio sobre nuestra identidad, sobre nuestros modos de ser ayseninos, sobre lo que hemos sido y lo que proyectamos ser. Hay algo único y maravilloso en nuestra Patagonia, que es el gran espacio que tenemos para seguir investigando un territorio particular, aún poco explorado y relativamente menos intervenido que otras zonas del planeta, y que invita a construir nuevas formas de habitar, de relacionarnos entre seres humanos y naturaleza. Y desde aquí también aportar a Chile y al mundo en materias de investigación científica, desarrollo local y patrimonio en zonas aisladas, entre tantos otros temas. Esperamos que el museo sea una puerta de entrada para todos quienes quieran conocer y apreciar este territorio, con todas sus riquezas y potencialidades, pero también con sus problemáticas y desafíos”.